Familias


COMIENZO DEL NUEVO CURSO.

Empieza un nuevo curso y lo afrontaremos con muchas ganas de volver a vernos y de aprender cosas nuevas, ilusión y curiosidad, son dos cualidades de la niñez que no debemos perder aunque seamos adultos.
Comunicaros que la primera reunión con las familias será el próximo día 10 de octubre a las 17.30 h., en nuestra aula nueva de 2º B.

El lunes entregaremos la lista de material para éste curso, debéis poneros en contacto con las madres encargadas por si algo puede comprarse con el fondo común.

EL ABURRIMIENTO
"No pasa nada porque nuestros hijos se aburran, al revés, el aburrimiento es una fuente de conocimiento y una forma estupenda de azuzar la imaginación. Los mejores juegos infantiles son aquellos que uno es capaz de inventarse en una tarde lluviosa de domingo." Julia Navarro.








Nota informativa:
 El próximo lunes dia 24 de enero tendremos la runión con las familias del 2º trimestre, a las 17,30 horas.
Hasta entonces, un saludo.
Amelia.








Este es un texto de la profesora argentina Helen E. Buckley, me ha llegado a través de una compañera y se lo agradezco porque me ha hecho reflexionar, espero que a quien lo lea también le parezca interesante, al menos.
Dice así:
Una vez un niño fue a la escuela.El niño era muy pequeño y la escuela muy grande.
Cuando el niño descubrió que podía ir a su aula con sólo andar en línea recta, se sintió feliz. Y ya no siguió pareciéndole que la escuela fuera tan grande.
Una mañana, cuando el niño ya llevaba un rato en la escuela, la maestra dijo:
-Hoy vamos a hacer un dibujo.
-Muy bien, pensó el niño. Porque a él le gustaba dibujar. Podía pintar leones y tigres, gallinas y vacas, trenes y barcos... Y sacó sus lápices de colores y se puso a dibujar.
Pero la maestra dijo:
-Esperad. Aún no es el momento de empezar.
Y esperó a que todos estuvieran dispuestos.
-Ahora, dijo la maestra, vamos a dibujar flores.
-Qué bien, pensó el niño. Porque a él le gustaba pintar flores. Y empezó a dibujar bonitas flores. con sus lápices rosados, amarillos, azules y verdes. Pero la maestra dijo:
-Esperad, que yo os mostraré cómo se hacen.
-Así, dijo la maestra.
Y dibujó sobre la pizarra una flor roja con el tallo verde.
Otro día, cuando el niño había abierto él solo la puerta de entrada. la maestra dijo:
-Hoy vamos a trabajar con plastilina.
-Bien, pensó el niño. Porque a él le encantaba la plastilina. Podía hacer con ella toda clase de objetos: serpientes y muñecos, elefantes y ratones, coches y trenes... Y empezó a amasar un puñado de plastilina. Pero la maestra dijo:
-Esperad, no es hora de comenzar.
Y él esperó hasta que todos estuvieron dispuestos.
-Ahora, dijo la maestra, vamos a hacer una víbora.
-Qué bien, pensó el niño, Porque a él le gustaba hacer víboras. Y empezó a hacerlas de distintos colores y tamaños. Pero la maestra dijo:
-Esperad a que yo os enseñe.
Y entonces les enseñó a hacer una viborita larga.
-Ahora, les dijo, ya podéis empezar.
El niño miró la viborita que había hecho la maestra y después la suya. La suya le gustaba más que la de la maestra, pero no reveló nada de eso. Y se limitó a amasar la bola de plastilina y a hacer una viborita como la de la maestra.
Así, poco a poco el niño aprendió a esperar y a observar y a hacer las cosas igual que la maestra. Y muy pronto dejó de hacer las cosas por sí mismo.
Entonces sucedió que el niño y su familia se mudaron a otra casa en otra ciudad y el niño tuvo que ir a otra escuela. Una escuela aún más grande que la anterior. Tenía que subir unos grandes escalones y caminar por un pasillo largo para llegar a su aula. Y el primer día de clase, la maestra dijo:
-Hoy vamos a hacer un dibujo.
-Bien, pensó el niño. Y quedó esperando a que ella le dijera lo que tenía sque hacer. Pero la mestra no dijo nada. Se paseaba entre los niños y las niñas por el aula. Cuando llegó junto al niño le preguntó si no quería dibujar.
-Sí, dijo él. Pero,¿qué vamos a hacer?
-Yo no lo sé hasta que tú lo hagas, dijo la maestra.
-Pero,¿ cómo tengo que hacerlo?
-Como a ti te guste, dijo la maestra.
-¿Y de qué color?, preguntó el niño.
-De los que tú quieras. Si todos hicieseis el mismo dibujo y usaseis los mismos colores, ¿cómo iba a saber yo cuál era de cada uno?
-Yo no sé, dijo el niño. Y comenzó a hacer una flor roja con el tallo verde.

¿QUE OS PARECE? Hasta un poco triste se queda una.